domingo, 29 de septiembre de 2013

La Vuelta a la Luna y Los Mutantes

Es un grupo de jovencitos de entre 18 a 22 años,  a los que como parte de su capacitación intento explicar qué es la frecuencia.. Son chicos cuyos padres les pagaron una educación básica privada, y ahora, frisando los 20 y algo, se la siguen pagando.  Les pregunto ¿Cuántas vueltas da la Luna a la tierra en 24 horas? Dos de los jóvenes me dicen con mucha seguridad “Cada 30 días”. Otro muchacho dice “La Luna no da vueltas a la tierra; la tierra da vueltas alrededor de la luna”. Los demás no tienen una respuesta. Ya no me llama la atención cómo su nivel empeora año con año y cómo la instrucción que recibieron se muestra pobre con toda pobreza

Confundir a Gianmarco con el autor del himno nacional, parece un extremo, pero no lo es. La TV ha creado ídolos de barro para los que Murciélago y Archipiélago son la misma cosa. Lo paradójico, es que estos ídolos jóvenes de la TV provienen de los mejores colegios privados de Lima. Y si fuera poco, nuestros universitarios no saben quién es César Vallejo, ni quién escribió Un Mundo para Julius. Una burrada supera a la anterior.


Idolos Mutantes
Hemos pasado de Martinez Morosini, a Gonzalo Nuñez; de Kiko Ledgard a Carlos Carlín; de Vargas Llosa a Miyashiro; de Luis Alberto Sánchez a Velásquez Quesquén.  La caída es clara, pero ¿Cuánto es válido? ¿Cuándo decir basta? Magali Medina no tiene ni la riqueza cultural ni lingüística que han tenido muchos que la antecedieron, pero ha durado quince años en nuestra TV como número uno. ¿Ella es producto de nuestra cultura o ayudó a destruir la que teníamos? Acaso los chicos que creen que la tierra gira en torno a la luna, hayan sido asiduos de Magali, o de Laura, o aún del Jaime Bayly que besaba hombres frente a cámaras.

Son estos chicos lunocéntricos que me ha tocado conocer, y otros con más pergaminos, pero con iguales deficiencias, los que hacen quejarse a los empresarios cuando dicen que en el país no hay mano de obra calificada. Y tienen razón, hay poca. Pero los mismos empresarios, en la persona de Alfonso García Miró, el máximo líder empresarial de la CONFIEP, dan elocuente muestra de un léxico rudimentario y unos modales que no ha pulido él ni sus colegas; ni con el  Manual de Carreño, ni con El Dedo Meñique de la Holler; ni leyendo El Secreto de Ronda Byrne, o Piense y Hágase Rico, de Napoleón Hill, sus libros de cabecera. Esto demuestra que si la idea era crear una clase media y baja de educación paupérrima, para explotarlas mejor; la clase alta no ha escapado a esa reducción educativa.

Los profesores de hoy, podrían ser fácilmente alumnos desaprobados de los docentes de ayer. Hasta los alumnos de ayer, podrían enseñar con ventaja a los docentes de hoy. En cada campo que tomamos es lo mismo, nadie toma los lugares de los buenos pintores, de los escritores, de los poetas, de los abogados de ayer. Hasta los médicos de hoy vienen premunidos de un aire de mercenarios incultos, que reemplaza la vocación de sus antecesores. Por primera vez estamos reemplazando a los que se van, en casi todos los campos, no con gente mejor, sino con mutantes.

Estamos en “La Parada” educacional: en toda institución del ramo hay chaveteros, cogoteadores, informales, reyes de algo, vándalos, cuchilleros de caballos, Atilas. Y suelo, mucho suelo asqueroso y escupido como único límite que detiene la caída.


Desde todos los lados se reconoce que hay que mejorar la educación, pero año tras año esta se convierte en la cenicienta a la que se niega recursos y se parcha como pantalón del Chavo.  Hablar bien de la educación privada es buena propaganda para ésta, pero no la hace buena. Es necesario entender que se salva la educación pública y la privada, o nada se salva. Los maestros de una y otra salen de la universidad estatal venida a menos. Hoy el maestro de grandes capacidades se dedica a otra actividad o se va al extranjero. Cambiar esta situación es urgente, o nuestros estudiantes seguirán pensando que la tierra gira alrededor de la luna, o que el Sol gira alrededor de la tierra. Es el retorno al geocentrismo pre Galileo, en el Perú del siglo XXI.

Pueblo Libre, 28 de setiembre del 2013