martes, 31 de diciembre de 2013

El hombre del Año 2013 en el Perú

Juan Carlos Tafur preguntaba hace unos días en su programa de radio quién había sido el hombre del año en nuestro país. Para orientar un poco la elección, o proponer posibles candidaturas, narró una encuesta  de El Comercio, según la cual el Hombre del Año era Natalia Málaga, la entrenadora del equipo de voleibol peruano que había obtenido el cuarto lugar hacía poco en algún campeonato.

Señalaba Tafur, y yo coincido, que no le parecía un gran logro. El Perú en otros años ha disputado primeros lugares, no cuartoS. Durante los minutos que duró la encuesta, la audiencia no pudo erigir un ganador claro, más bien no existieron muchos candidatos. La conclusión es que a diferencia de otros años no hay hombre destacado en nuestro país. Esto va a contrapelo de una situación económica que parece ser buena, al menos en el discurso oficial y en los centros comerciales que han brotado por doquier.

Un país que de pronto se ve en una llamada bonanza económica, cierta o falsa; que no tiene líderes visibles, que carece de derroteros, que no puede elegir entre 30 millones un hombre destacado; es un país que se encuentra en un problema gordo. Nos faltan líderes e idealistas. El año 2013 vio derrumbarse las figuras de los ex presidentes AlejandroToledo y Alan García sepultados por escándalos de corrupción. Además KeikoFujimori ha sido absorbida por la imagen del padre llorón, despeinado, ajado, que esté ha querido crear en sus juicios. También la han afectado los hallazgos de drogas en las empresas de su hermano y las donaciones recibidas por su partido de cabecillas del tráfico de drogas. No obstante cualquiera de ellos podría ganar la elección del 2016,  lo que no cambiaría nada, es el fango.  El triunfo electoral de ellos representaría una mayoría de votos, no una superioridad moral, ni una propuesta diferente; tampoco la incorporación de reclamos de grandes mayoría olvidadas.

Las elecciones de Toledo y Humala, que exigían cambios de fondo, fueron burladas tan luego llegar estos al poder. La elección de García fue una elección decidida por Lima, en la que  el resto del país exigía y no obtuvo cambios importantes. Esas traiciones visibles de los candidatos elegidos, a su oferta electoral, y el soslayo de los medios de comunicación de los reclamos de las mayorías, en aras de una “sensatez” que tiene color político e impone a una minoría que nadie elige, son la primera piedra de la corrupción nacional. Estamos tan mal que frente a este tipo de traiciones la gente calla, se resigna, se conforma. Los medios de comunicación doran la píldora y justifican comprensivamente la traición y la explican con “hojas de ruta” aparentemente mayoritarias, en un ejercicio adivinatorio más propio de Josie Diez Canseco que de comunicadores serios.

Hombres mejores que reemplacen a los anteriores no se vislumbran en el horizonte. Nadie quiere vivir un ideal, levantar una bandera, encabezar una transformación, enfrentar el obsoleto sistema político de nuestro país. Sin ideales que defender ni levantar, cada cual está en lo suyo, hablando de la bonanza, aburguesados por completo.

Podemos vivir así, pero nos hemos convertido en una nación vulnerable. Un país carente de líderes e ideales, aplacado, es fácilmente vapuleado por otro o aún por sí mismo. Los escenarios vividos en años luctuosos de nuestra patria, están recreándose peligrosamente en un momento en el que cosas grandes están por definirse. La efervescencia de la bonanza económica  puede terminarse de pronto de forma inimaginable. La esperanza como otras veces, son los vastos sectores de gente olvidada en las regiones y en el interior del país. Desde allí quizás venga el hombre providencial que siembre las nuevas ideas y derroteros que hoy nos faltan. Desde ese Perú que Humala prometió incorporar, García Pérez insultó, Toledo ignoró y Fujimori expolió. Hoy por hoy en el Perú no existe un hombre del año y nos hemos nivelado todos hacia abajo.

Pueblo Libre, 31 de diciembre del 2013

domingo, 1 de diciembre de 2013

Ética y Honestidad: Pasar de los Fans a los Devotos


Es innecesario mencionar que los estudios de opinión en nuestro país arrojan inéquivocamente un rechazo generalizado a los políticos, a los que se sindica, muchas veces sin ninguna prueba, como ladrones, corruptos, mediocres, o cosa peor. Ejemplos de la furia ciudadana abundan en las redes sociales y en los foros de noticias de los principales diarios capitalinos.

A pesar de las encuestas que citamos arriba, la población limeña confiesa en las encuestas hasta en 44%, desear autoridades que “roben, pero hagan obras”. Para que no hayan dudas de que así son las cosas, en las elecciones del 2010 los vecinos del distrito de magdalena, uno de los más tradicionales de Lima, eligieron alcalde al señor Francis Allison, quién meses antes había sido detenido ingresando a EEUU con 30,000 dólares no declarados, y por los cuales obtuvo una condena benigna en ese país. Antes de ello, Allison había destacado por ofrecerse de organizador de mítines a favor del presidente Alan García, en “defensa de la democracia”, servilismo que el presidente García premió convirtiéndolo en ministro de estado.

Un amigo mío tiene un próspero negocio con equipos médicos. Sin embargo sufre pensando que todos sus empleados, incluidos algunos familiares, le roban. Sospecha aún de su sombra y ha llegado a denunciar robos de objetos que luego aparecen entre los cajones de su escritorio y aún, olvidados en su casa. Es un hombre que exige honestidad y lealtad a los suyos; pero que no duda en despojar de sus derechos laborales (feriados incluídos) y dineros a esos mismos trabajadores, o en descompletar los equipos que importa para venderlos como piezas separadas, y aún, en defraudar al estado pasando por laptop personal un equipo que parece laptop, pero que no lo es y cuyo destino es la venta.

¿Devotos o Fans? Devoción según el diccionario es la “reverencia sagrada llena de admiración que se demostraba a través de las acciones, la reverencia y la contemplación” también “la entrega total a una experiencia, por lo general de carácter místico. Es también la irresistible atracción hacia una idea, una persona, un rey, un santo, una persona amada o un ser vivo”. Obsérvese que se menciona la admiración y atracción, por persona o concepto, pero que se demostraba a través de las acciones. Devoción es una costumbre buena. No es sólo rollo, declaración lírica, sino acción. Un Fan en cambio se define como “Un fan, simpatizante, aficionado, seguidor, admirador o fanático es una persona que siente gusto y entusiasmo por algo. El término se utiliza en particular en el deporte y el arte, para referirse a admiradores de una persona, grupo, equipo u obra.” Es más bien una cuestión sensorial, algo te gusta, persona, idea o cosa, pero no implica consecuencia. Se puede ser fan de un equipo de fútbol o de un rockero, se puede asistir al partido o al concierto, pero no se les debe obediencia, devoción, ó acción consecuente. No hay una involucración del fan con el objeto de su admiración. Hasta Rin Tin Tin tenía fans, pero estos no seguían sus dictados, no se convertían en devotos del magnífico perro televisivo.

Entonces nuestro país necesita devotos y no fans de la honestidad. Nos gusta que los demás sean honestos en provecho nuestro, pero no estamos dispuestos a serlo. Es la mentirita blanca, el semáforo rojo al que le metemos el auto, la miradita de soslayo para no cumplir nuestro deber, la falta de compromiso, la cola del supermercado o el banco, en la que nos metemos sin respetar el orden. Todo ello nos acusa.  Ser honesto implica practicar nuestro discurso, luchar por él, dar la vida por él aunque nos quedemos solos en su defensa, en un país cretinizado por medios cretinos y líderes de opinión aplastados por su simpatía, no por su devoción a la ética u honestidad. Sólo cuando hagamos de la honestidad carne en nosotros, podremos seguir exigiéndola en los demás y nos encaminaremos a ser una sociedad más libre, más justa, más equitativa y practicante. Lo contrario es comodismo, demagogia, sueños intoxicados de un mundo onírico, y nada más. Hay que pasar de ser fans a ser devotos. La ética y la honestidad no se negocian con uno mismo, aunque no estén de moda. 


Pueblo Libre, 30 de noviembre del 2013

domingo, 29 de septiembre de 2013

La Vuelta a la Luna y Los Mutantes

Es un grupo de jovencitos de entre 18 a 22 años,  a los que como parte de su capacitación intento explicar qué es la frecuencia.. Son chicos cuyos padres les pagaron una educación básica privada, y ahora, frisando los 20 y algo, se la siguen pagando.  Les pregunto ¿Cuántas vueltas da la Luna a la tierra en 24 horas? Dos de los jóvenes me dicen con mucha seguridad “Cada 30 días”. Otro muchacho dice “La Luna no da vueltas a la tierra; la tierra da vueltas alrededor de la luna”. Los demás no tienen una respuesta. Ya no me llama la atención cómo su nivel empeora año con año y cómo la instrucción que recibieron se muestra pobre con toda pobreza

Confundir a Gianmarco con el autor del himno nacional, parece un extremo, pero no lo es. La TV ha creado ídolos de barro para los que Murciélago y Archipiélago son la misma cosa. Lo paradójico, es que estos ídolos jóvenes de la TV provienen de los mejores colegios privados de Lima. Y si fuera poco, nuestros universitarios no saben quién es César Vallejo, ni quién escribió Un Mundo para Julius. Una burrada supera a la anterior.


Idolos Mutantes
Hemos pasado de Martinez Morosini, a Gonzalo Nuñez; de Kiko Ledgard a Carlos Carlín; de Vargas Llosa a Miyashiro; de Luis Alberto Sánchez a Velásquez Quesquén.  La caída es clara, pero ¿Cuánto es válido? ¿Cuándo decir basta? Magali Medina no tiene ni la riqueza cultural ni lingüística que han tenido muchos que la antecedieron, pero ha durado quince años en nuestra TV como número uno. ¿Ella es producto de nuestra cultura o ayudó a destruir la que teníamos? Acaso los chicos que creen que la tierra gira en torno a la luna, hayan sido asiduos de Magali, o de Laura, o aún del Jaime Bayly que besaba hombres frente a cámaras.

Son estos chicos lunocéntricos que me ha tocado conocer, y otros con más pergaminos, pero con iguales deficiencias, los que hacen quejarse a los empresarios cuando dicen que en el país no hay mano de obra calificada. Y tienen razón, hay poca. Pero los mismos empresarios, en la persona de Alfonso García Miró, el máximo líder empresarial de la CONFIEP, dan elocuente muestra de un léxico rudimentario y unos modales que no ha pulido él ni sus colegas; ni con el  Manual de Carreño, ni con El Dedo Meñique de la Holler; ni leyendo El Secreto de Ronda Byrne, o Piense y Hágase Rico, de Napoleón Hill, sus libros de cabecera. Esto demuestra que si la idea era crear una clase media y baja de educación paupérrima, para explotarlas mejor; la clase alta no ha escapado a esa reducción educativa.

Los profesores de hoy, podrían ser fácilmente alumnos desaprobados de los docentes de ayer. Hasta los alumnos de ayer, podrían enseñar con ventaja a los docentes de hoy. En cada campo que tomamos es lo mismo, nadie toma los lugares de los buenos pintores, de los escritores, de los poetas, de los abogados de ayer. Hasta los médicos de hoy vienen premunidos de un aire de mercenarios incultos, que reemplaza la vocación de sus antecesores. Por primera vez estamos reemplazando a los que se van, en casi todos los campos, no con gente mejor, sino con mutantes.

Estamos en “La Parada” educacional: en toda institución del ramo hay chaveteros, cogoteadores, informales, reyes de algo, vándalos, cuchilleros de caballos, Atilas. Y suelo, mucho suelo asqueroso y escupido como único límite que detiene la caída.


Desde todos los lados se reconoce que hay que mejorar la educación, pero año tras año esta se convierte en la cenicienta a la que se niega recursos y se parcha como pantalón del Chavo.  Hablar bien de la educación privada es buena propaganda para ésta, pero no la hace buena. Es necesario entender que se salva la educación pública y la privada, o nada se salva. Los maestros de una y otra salen de la universidad estatal venida a menos. Hoy el maestro de grandes capacidades se dedica a otra actividad o se va al extranjero. Cambiar esta situación es urgente, o nuestros estudiantes seguirán pensando que la tierra gira alrededor de la luna, o que el Sol gira alrededor de la tierra. Es el retorno al geocentrismo pre Galileo, en el Perú del siglo XXI.

Pueblo Libre, 28 de setiembre del 2013


domingo, 25 de agosto de 2013

De la Feria del Libro de Lima hacia una Feria de Escritores

Hace ya muchos años que no asistía a la feria del libro de Lima. Para ser sincero, los eventos limeños de este tipo siempre me han parecido muy abundantes en pedantería y escasos de lo que sea que quieran mostrar. Sea teatro, cine, deporte, lo que sea; será siempre mayor la pedantería que el teatro, el cine, el deporte o lo que sea. Aquel último año accedí  a una de las conferencias y me encontré un grupo de tres o cuatro mozalbetes que hacían de presentadores del libro de uno de ellos y aprovechaban para anunciar que su siguiente libro (de cada uno) se publicaría en tal o cual mes del siguiente año. La industria librera peruana, pensé, debe andar de lo más bien, para publicar a unos mozalbetes a los que nadie conoce; o, los mencionados llevan más ego del que en el cuerpo les cabe.

Panel presentando El Cuento Peruano 2000 - 2010
 Eso pensé aquella vez y decidí que no estaba para perder más el tiempo en una feria en la que las grandes plumas eran Magali Medina, Mávila Huertas, Corvacho, Gianmarco Zignago, entre otros. Pues en esta feria del 2013, estaba anunciado no un gran escritor como los mencionados antes, sino un libro de cuento peruano, una antología de la primera década del presente siglo. Eso me pareció bastante más digerible y modesto que lo anterior, y no obstante todas las luces, abrigos, perfumes, helados, cafés, peinados y poses que sabía que encontraría, asistí a la feria.

Tuve suerte. Llegué minutos antes de que empezara la presentación, ocupé un asiento junto a otro que permanecía vacio y sobre el cual yacía el programa de la feria en un cuadernillo a todo color, bastante frondoso y detallista, al que miré con sospecha.  Poco a poco la sala se fue llenando. Toda la gente típicamente de aspecto universitario y bohemio, escritores y poetas malditos la mayoría, enamorados que se juraban amor eterno con algún poemario flamante en la mano, alguna señora clonada de otra de abundante cabellera y talento discutible, se notaba, para las letras, pero amante virtuosa de las mismas, y en fin, mucha gente que parecía vivir en la feria, conocer a todos los escritores de quince años en adelante y todas las facultades de literatura del país. Me sentía en mi salsa, más bien, en cicuta. En fin, me lo había buscado.

Grandes editoriales dominan la feria
En el panel 4 escritores y una reina de belleza que se ocupaba de las relaciones públicas de Petroperú, iniciaron la presentación. Ya se sabe, flores por aquí, guirnaldas y bombos por allá. El homenajeado era Ricardo Gonzales Vigil. Yo no sabía que él era el HOMENAJEADO, pero por los discursos, eso quedó claro, franela y felpudo abundante. Y él se dejaba querer. Pero bueno, lo importante vino después, cuando este buen señor, crítico literario de los buenos, jurado de concursos infaltable, anunció que para la compilación de los cuentos, había decidido considerar a “escritores publicados”. Entonces recordé a César Vallejo yendo a la Industria a ofrecer sus poemas y escuchando que le dicen “Amigo Vallejo, usted es inteligente, dedíquese a otra cosa.”. Sin ir más lejos, Julio Cortázar inició sus publicaciones a los 44 años, o José Saramago que lo hizo pasados los 50, después que le negaran la publicación de una novela y casi abandonara la escritura. Es decir que para Gonzales Vigil, si no has publicado eres impublicable. Tal vez por eso su nombre se luce en la tapa de la antología del cuento. Pero es de una cerrazón mental increíble aquello de no publicar a los inéditos. Y bueno, él era el dueño del circo y había que aceptar su criterio. Terminó el evento entre aplausos y anunciaron la venta de 80 ejemplares de la antología esa misma noche. Habíamos más de 200 personas, así que comprar dependía de muchos factores: recibir el ticket que estaban entregando, tener el dinero, hallar el puesto de Petroperú que sabe Dios donde estaría, formar la cola, y llegar entre los primeros 80. A juzgar por la que se armó, todos querían comprar.

Esperé sigilosamente en mi asiento a que viniera aquél jovencito A que entregaba los tickets, mientras la gente se arremolinaba en torno a otro jovenzuelo repartidor B, que indignado por la turbamulta decidía que no repartiría más, con lo que se armó el tole tole. Tomé en mis manos el ticket que me alcanzó A y aquel cuadernillo de feria que había despreciado antes y abandoné la sala. Ya afuera, busqué prontamente en el cuadernillo la ubicación del puesto de Petroperú, y luego me orienté veloz hacia él. Estaba en cola y llegué en el puesto 76. Compré la antología y debo decir que es muy buena, mejor que el antologista, de hecho.

Mientras hacía mi cola, vi pasar la espalda de una jovencita rubia, bajita, delgada, de botas negras y jean, escoltada por unos guardaespaldas que simulaban cuidarla de unos fans desesperados por tocarla. Unos metros más atrás, abriéndose paso a empellones contra nuestra cola, que nada le hacía; venía un tipo alto, de saco negro y cabello más negro aún. Sus guardaespaldas empujaron sin miramientos y el pasó tieso como una momia, seguro de que todos querían tocarlo. Era Jaime Bayly que había acudido a la presentación del libro de Silvia Núñez del Arco, la jovencita que había pasado primero como si fuera una estrella de rock.

Pues bien, la feria del libro me dejó un par de libros y la sensación de que nada ha cambiado. Todo es divertimento y fanfarria: podríamos prescindir sin pena de esta feria. Lo que falta es una Feria de Escritores. Una en donde estando, la estrella no sean los libros; donde se venda café y cigarros, pero no marcas. Donde la organización y los paneles no estén en manos de las editoriales sino de los colectivos, de los grupos de estudio, de universidades o facultades. Una feria en donde en verdad la gente vaya para encontrarse con sus autores y no porque quiere que la vean.  Donde no hayan guardaespaldas y puedas conversar sin empellones. Una feria utópica hoy, pero posible y necesaria.


Pueblo Libre, 25 de agosto del 2013

jueves, 25 de julio de 2013

Snowden no brillará en Hollywood



Con respecto a Edward Snowden y  toda la historia de las revelaciones que ha hecho, delatando las escuchas ilegales y grabaciones inadmisibles de su gobierno, el guionista parece haber equivocado el guión de la peli. En la que estamos viendo, Snowden es un traidor, un delator, un apestado al que nadie quiere; y sus acusadores, aquellos que quieren cazarlo como un conejo, son los que luchan por la justicia, los buenos. En las pelis normales el chico bueno y guapo, por añadidura experto en computadoras; casi siempre uno que nada tiene de héroe, y más bien si de vecinito de la puerta de al lado, es el héroe; que tiene una novia linda o se hace de una durante la acción, y recibe la ayuda de ella y de algún amigo; cómplice gordo o tonto, pero buenote que le saca las castañas del fuego y se juega el pellejo por ayudarlo a ganar. Así es la película que todos aplaudimos, la que la rompe en la taquilla y en la que nos identificamos con el héroe, se llame Peter Parker, Indiana, Mad Max o como se llame.

Edward Snowden

En esta peli que estamos viendo, el joven guapo abandona a la novia linda, que se declara aterrorizada de él, también lo abandonan los amigos, le cierran las puertas de su país y le abren la de los calabozos del mismo; la opinión pública lo condena, dicen que traicionó a la empresa para la que trabajaba, y hasta el presidente, aquel negrito con cara de amigo justiciero, proclama que hay que renunciar a la intimidad en pro de la seguridad; por tanto, aunque no lo dice, nos está diciendo que Snowden está mal y espiar al mundo entero ilegalmente, está bien. Y manda a sus hombres, cual jinetes negros de Saurón, a perseguir a este moderno Frodo de gafas, de 29 años, huérfano reciente de novia, en que se ha convertido Snowden. Y aquí, que siempre nos identificamos con las causas perdidas, con los caballeros a carta cabal de a caballo y espada, que luchan por el bien contra los malvados, nos sentimos de pronto Snowden, y queremos ayudarlo. Porque lo intuimos solo, acosado por sí mismo y por su decisión y porque después del discurso de que no quiere vivir en un mundo en que se graba todo, los demás lo han abandonado; como a Jerry Maguire cuando escribió y repartió aquel compendio de principios entre sus compañeros y todos, menos una (Renné Zelweger, que no era poco), lo abandonaron luego de los aplausos; porque primero, comprensiblemente, es el cheque de fin de mes, la  paga, el salario, las facturas, el cable, la internet en el móvil y después el romanticismo, los valores, la locura de querer ser como tus palabras.

Novia de Snowden, Lindsay Mills
Entonces preguntamos qué ha pasado. Rocky Balboa luchaba con sus puños por una patria de libertades frente a un imperio opresor y totalitario, en Rocky III. Rambo se exponía a una lluvia de balas disparada por enemigos musulmanes y rusos por esa misma patria en una guerra que nadie entendía, pero cuyos valores expresaban todos. Bruce Willis luchaba contra unos malos de aspecto musulmán que querían chantajear y destruir los valores de occidente. Los chicos norteamericanos luchaban por la libertad. Al menos ese era el rollo. Una libertad que es la que quiere Snowden,  entendiéndola como la verdad, la justicia, la libertad. Libertad de hablar y pensar sin ser espiado, la justicia de que eso y no el ojo invasivo sobre la privacidad es lo justo, la verdad de decir su verdad sin ser perseguido por ello. Pero le han caído encima todos, o casi. No he visto una sola manifestación pública en su favor, ninguna movilización, y sólo unos cuantos pronunciamientos en su nombre, una cosa tímida para quedar bien con la conciencia. Y en nuestro país esto es para llorar. Silencio total.


Hay una renuncia a ejercer la ciudadanía. El miedo nos ha invadido paralizándonos y consumiéndonos. Justificamos la violación de nuestra intimidad a cambio de seguridad. También justificamos esa violación porque no queremos detener la juerga, la diversión, la alegría. Porque todo va demasiado bien aquí dentro, como para arriesgarlo por un chaval tonto. Hasta se dice al respecto “si te portas bien no tienes porque preocuparte”. Y claro que me porto bien, pero pienso libremente y pienso que nadie tiene derecho de espiar a nadie, en nombre de la seguridad. No necesitamos espiar más, sino acordar más, consensuar más, odiar menos, luchar mejor contra los flagelos universales, antes que flagelar más con redes de espías mundiales. 


La batalla parece temporalmente perdida, como Frodo desfalleciendo en las montañas de la tierra media, lejos de destruir el anillo. La gente a veces dice, “tienen razón”, refiriéndose a Snowden, mientras empinan el codo o miran la telenovela de turno. O se pegan desde el dedo al Smartphone con un Triz irrompible. Es el control total, la estupidez infinita, la renuncia al propio pensamiento. ¿Snowden héroe? Al carajo, que se defienda solo, quien lo manda. Ya no hay príncipes valientes, ni caballeros del rey Arturo, ahora hay legiones de pendencieros que pasan por hombres pragmáticos. Son tipos sin ideales, sin valores, sin derroteros. Buenos para nada, o buenos para la pendencia, la diversión, el vicio, la indiferencia. Y entre ellos están quienes nos gobernarán mañana. El egoísmo se ha convertido en un ideal. Edward Snowden, el muchacho de 29 años, arrancado de su familia para preservar la vida, el que se ha jugado por todos nosotros para revelar una verdad muy incómoda, está solo y no podrá ser mostrado en el Hollywood de hoy, plagado de patriotismos y censura.


San Isidro, 24 de julio del 2013


domingo, 30 de junio de 2013

Trujillo: Somos como la tierra en que nacemos



Bruno es un familiar al que no veía hacía muchos años. Hemos coincidido con él y su hermana en la ciudad en que nacimos y a la que eventualmente volvemos alguna vez durante el año. Estamos a punto de almorzar en el hotel en el que se hospeda, cuando él lanza una singular teoría. Dice que somos como la tierra en que nacemos, como las propiedades que ésta tiene. Para explicarse me cuenta que su hermano menor, que salió de esta ciudad siendo muy niño aún y aquí es casi un foráneo, ha descubierto que sus males y preocupaciones, el estrés y alguna dolencia, desaparecen cuando viene.


Lo escucho y pienso que me pasa lo mismo. De manera casi imperceptible la ciudad se mete en nosotros por los poros y como en una purificación nos va sanando de cualquier cosa, desde una gripe hasta la locura. Bruno añade lo siguiente “yo me llevo una semilla de ají limo a Miami, allá la planto; crece, pero no pica” “Hay algo en las propiedades de esta tierra que la hace especial y le da los sabores que tiene el fruto. Y con nosotros hace lo mismo, nos da propiedades que en otros lugares no funcionan. O nos cura”.


Yo pienso, y se lo digo, en el espárrago. Esa planta de exportación que en los valles trujillanos da cuatrocosechas al año y en el resto del mundo una sola. Es verdad que algo tiene esta tierra. Pero no es sólo ella. Es también el sol, un poco pálido ahora por el cambio climático y el invierno, pero Sol al fin, que alumbra y abriga llenándonos de energía aún desde la timidez de unos rayos que apenas alumbran la plaza de armas, en la que acabamos de estar. Es el agua, cuyo sabor alaban algunas empresas limeñas que hasta vienen a Trujillo a fabricar sus productos en secreto, en ese secreto del agua que usan, más pura, sana y rica. Es el aire que nos oxigena, casi siempre puro y que sólo se convierte en ventarrón en la calle Grau amenazando despegarnos del piso, aquella Grau de los adoquines de piedra, esa en la que hace años quedaba la agencia Roggero y hoy tiene un aspecto solitario y antiguo como de tiempo detenido.

La tierra que cura
 Pero es sobre todo la gente. Esa gente que te mira sin sospechar tu interno regocijo, la alegría que te llena, la algarabía en que se convierten los corazones cuando se encuentran en paz, porque volver a caminar la tierra da eso, paz. Esa gente que te habla o no te habla, que te conoce o no te conoce; pero se comunica desde su silencio porque los códigos comunicacionales son los mismos que se aprendieron en la niñez. Entonces la mirada inquisitiva es mirada inquisitiva; la sonrisa es amistad y no sarcasmo; la amabilidad es eso y no cálculo; el extraño confía; las damas no caminan pendientes de quien camina a su tras, temerosas de todo, agachando la mirada o ignorando a quien cruza su camino; sino que caminan libres como reinas desfilando sus encantos en la primavera, con la mirada al frente y una sonrisa general. Y todo eso es la paz. Y la paz nos cura. Y nos cura la tierra toda; la que tomábamos en las manos cuando salíamos de palomillas siendo niños, a jugar el trompo, las canicas, la pelota; y nos cura la tierra que es sustrato de todo lo anterior, la que nos da los espárragos, el ají limo, la papa y otras mil cosas. 


Entonces pienso que sí, que Bruno tiene razón: somos como la tierra en que nacemos. Porque el agua se va al mar, el aire a otros rumbos, el Sol se apaga a las 6 de la tarde; pero la tierra se queda a fructificar y sanar. Hacía años que no nos veíamos, pero el tiempo ha pasado rápido y es hora de irme. Bruno se quedará en la ciudad unos días y será feliz andando esta tierra. Yo volveré en cuanto pueda para serlo nuevamente. No sé cuántas veces nos volveremos a encontrar, la vida nos llevó por diferentes caminos. Antes nos veíamos todos los días y ahora los años pasan como mastodontes que vemos caer, sin vernos.  Antes fuimos primos; el tiempo, la distancia, la tierra, el agua, el sol, la ciudad que añoramos, el colegio y los amigos compartidos, nos han hecho mejores amigos.



San Isidro, 26 de junio del 2013